Decidí darme un gusto, saqué la cacerola y el aceite de
oliva, todo va mejor con el aceite de oliva.
Pelé la 45, saqué el cargador y descubrí las balas, le
puse una cucharada de C4 para zanjar la acidez de la pólvora. Corté dos
granadas en dados pequeños y una culata de escopeta Mossberg 12 GA y para
sazonar baje munición de un Subfusil MP5, había dudado en poner N91 munición de
fusil de francotirador, pero quizá iba a ser muy pesado.
Metí la 45 y la culata de Mossberg en trozos para
saltearlas, después del salteado metí las granadas. Dejé reposar por quince
minutos y serví todo en un mortero M224 de 60 mm. Destapé una Molotov y
prendí la TV. Sonreí.
El Papa Francisco seguía paseando por las calles de Río.
Creo que volví... creo!
ResponderEliminarFascinante micro. ¡Y qué final! Completamente inesperado (por lo menos para mí), a la vez que realza muchísimo lo leído hasta allí.
ResponderEliminarMe encantó, Walter, te felicito.
¡Y qué bueno volver a leerte!
Saludos...
Gracias Juan... extrañaba el blog. Ya voy a recuperer el tiempo y leerte. Abrazos!!!
EliminarTe sugo leyendo me gustan tus letras aunque prefiero el formato blogger
ResponderEliminarun abrazo
Gracias Lola... ¿y esto no es formato blogger? je
EliminarAbrazo
Qué genial!, ja, justo cuando había pensado que matarían a Bergoglio en el momento en que bajaba del avión.
ResponderEliminarQué bueno que volviste!
Saludos.
Te faltó un estomacal para poder digerir una comida tan fuerte, aun que quizá la visitita del Papa Bergoglio con su linda cháchara del amor por la pobreza en un mundo donde 2/3 de su población pasan hambre, te sirvió de relajante.
ResponderEliminarSaludos.
Por eso le puse una cucharada de C4 Carlos :)
ResponderEliminarSaludos cordiales y gracias por pasar por estos lares.
Mejor así.
ResponderEliminarQue siga paseando.
Oh! Por Dios, receta para un crimen con postre abierto
ResponderEliminarMe gusta como lo planteas
Besos