Soñé muchas cosas en mi vida, pero
nada tan extraño como estar en medio de un inmenso hormiguero.
Al principio sentía el olor húmedo
de una lluvia de primavera, las primeras gotas que levantan el polvo de las
calles de tierra ó del césped recién cortado por las mañanas. Me bamboleaba
mientras veía pasar sobre mi las nubes blancas en un cielo celeste más potente
que de costumbre. Me metía por lugares insólitos, veía árboles gigantescos
mientras bolas como pelotas de básquet caían por doquier, ví esa manguera como
el tentáculo de un monstruo marino salido de historias contada por piratas. Me
sentí diminuto, pero lo fue más al adentrarme en un hueco en la tierra
sintiendo el sonido de miles de hormigas, una de ellas me llevaba como si fuese
comida sobre su espalda. Cientos de túneles se dibujaban ahí abajo, la
oscuridad se apoderaba de casi todo y yo iba al encuentro de una muerte segura
en las mandíbulas de las hormigas, me imagine siendo deglutido por las larvas
que la Reina
había expulsado de su cuerpo. El sonido de los insectos era inquietante, no
podía gritar ni moverme, hacía un esfuerzo por mantener mi alma en el cuerpo,
que no me abandonase en ese instante final.
Sentí un golpe seco, después otro al
que le siguió un ardor.
Se estremeció el sueño.
Abrí mis ojos con fatiga, las
hormigas caminaban de un lado a otro, salvo una que estaba parada frente a mí,
levantó lo que creí una de sus patas y me abofeteó. Pero no era una pata, era
una mano.
–¿Me escucha Doctor? –me dijo la
hormiga.
No, me dije. No es una hormiga.
–Soy el Comisario Inspector Arriandiaga
de la D.D.I de
San Isidro –me dijo.
Creo que hay pocas cosas que den
semejante sensación de alegría y libertad como escuchar esa frase, en mi
situación aseguro que no existe ni existirá ninguna más que esa.
Creo que abrí la boca y dije algo,
pero no se si lo hice en realidad o creí hacerlo, la verdad es que no lo pude
averiguar después.
Lo vi hacer señas y dar órdenes
entre un montón de figuras, dos hombres se pararon frente a mi, uno de ellos me
miró y abrió un poco los ojos. Apoyó algo en el piso y cuando se irguió me tomó
de la muñeca, supuse que para sentir mi pulso.
–¿Me escucha Doctor? –me preguntó
en un tono preocupado.
Asentí.
–Soy Albil, Doctor, ¿se acuerda de
mí?
Mi cabeza buscó en los recuerdos
de apellidos que empezaban con A, buscó y rebuscó, creí que se haría eterno;
pero a los pocos segundos su apellido encontró un rostro. Reconocí el bigote
entrecano y la mano regordeta que ahora se agitaba de lado a lado delante de
mis ojos mientras la otra portaba una pequeña linterna para buscar reacciones
en mis pupilas.
–Sí –le dije.
–Muy bien, ya lo vamos a sacar de
acá.
–¿Los otros? –pregunté.
–¿Qué otros?
–Los que me secuestraron.
–No tengo idea Doctor. Eso lo debe
saber la policía.
Me descolgaron con premura pero
precaución, las manos hábiles de los paramédicos me tomaron los signos vitales,
me subieron a una camilla y me hicieron las primeras curaciones a los muñones
palpitantes de mis pies inexistentes. Cerré mis ojos mientras a mí alrededor
pululaban las voces y los pasos, sentí como me subieron a la ambulancia y escuché
al hombre de las órdenes que trepó conmigo y cerró las puertas amortiguando un
poco el sonido ambiente.
La sirena de la ambulancia del
SAME anegaba mis sentidos. Pensé en la ciudad que se movía como todos los días,
con gente que no tenía idea de lo que era sufrir y gente que pasaba por
demasiadas experiencias horribles.
–¿Doctor?
Abrí mis ojos nuevamente, sin
ganas, quería dormir dos semanas seguidas y despertar en mi habitación, rodeado
de mis hijos y mi esposa. Rodeado de la realidad anterior al secuestro, aunque
sabía que nada volvería a ser lo mismo. Lloré al imaginarme en una silla de
ruedas jugando con mis hijos en el patio del country ó queriendo enseñarles a
jugar al golf. Mis lágrimas a esta
altura eran como eyacular por cuarta vez en una misma noche, ya ni las sentía
correr, me quedaba solo la sensación de estar haciéndolo pero sin que ellas desfilen
por mi piel.
Como jugar al fútbol sin pelota.
El dolor iba desapareciendo
gracias a lo que me habían inyectado, pero sabía que me esperaba una
recuperación muy larga y dolorosa.
Pero…
–¿Me escucha Doctor?
–Sí –le dije en seco con la poca
fuerza que me quedaba, me estaba adormilando.
–La científica está levantando
rastros, aunque supongo que poco van a encontrar. No creo que ellos hayan
dejado mucho, por lo poco que vi puedo asegurar que son muy prolijos.
–No importa –dije. –Yo sé quienes
son. Encuentren o no huellas, yo sé quienes me hicieron esto.
–Bueno Doctor, esa es una buena
noticia. ¿Recuerda al menos sus apellidos?
Las pestañas parecían estar
revestidas de acero y en cada parpadeo parecía que no los volvería a abrir por
un buen rato, en ese momento solo pensaba en dormir y esperar que todo pase.
Pero también quería que los que me hicieron eso la paguen. Pensé en el niño que
murió en mi camilla, pensé en el llanto de la madre y su cuchillo, pensé en la
hebilla con brillantitos formando una “C” y una “A”. Uno de esos brillantes me
iluminó, creí que no recordaría el apellido, que me dormiría antes de
contestarle al Comisario.
Se me paró el corazón y abrí
grande los ojos.
–¿Lo recordó Doctor Bouza? –me
preguntó el Comisario Inspector Arriandiaga mientras sacaba un papel del
bolsillo doblado en cuatro partes. –Este es mi sobrino, el hijo de mi hermano
Carlos –me dijo desdoblando el papel que había resultado ser una foto.
La pesadilla se había
multiplicado.
–No llore hombre que no lo voy a
matar. Desde ya le digo que no encontrarán ninguna huella, ni rastro ni nada. Y
en su declaración tampoco encontrarán nada relevante Doctor, ¿se imagina a
alguno de sus hijos sin piernas? –sus palabras sonaban como si cayeran por un
tubo de PVC, huecas y bamboleantes por los ruidos de las ruedas del la
ambulancia y las imperfecciones del camino.
–Entiendo –dije llorando mientras
dejaba que el sueño y el cansancio me ganara la batalla, me arrullaba la sirena
mientras trataba de borrar todo recuerdo de lo que me había pasado.
Al menos estaba vivo, no era
justo, pero era suficiente.
FIN.07/12/2012
un final impotente, la maldad triunfa
ResponderEliminaresto me hace revisar las noticias y sabes encuentro muchos finales así donde los malos ganan y las víctimas silencian sus bocas por temor , es una realidad que deja en mal pie a la sociedad en general, el poder que nos gobierna es como un circo cruel y sádico
felicitaciones por tu narrativa , es atrapante para el ojo lector, angustiosa a ratos , tiene mucha pasta para este tipo de historias, de seguro la novela negra sería la resultante
abrazos y feliz lunes lunero
Licha, no siempre, pero la maldad juega con una ventaja mucho más importante y por eso normalmente su ganancia tiene más esplendor!!!
EliminarGracias por tomarte el tiempo de seguir la historia. Me alegro mucho que te haya gustado.
Nunca pensé en la novela negra, yo me decía que lo mio era el suspenso y el terror jaja.
Besos.-
Me gustaron el símil del hormiguero y la amenaza soterrada del final. Cuando ya el doctor se creía a salvo, de nuevo se ve indefenso con el alma en vilo y el mal sigue latente... Magnífico relato, Walter, podrías presentarlo a algún Certamen de Novela Negra... te lo piensas ¿vale? Un beso
ResponderEliminarNunca he presentado nada de lo que escribo en certámenes (salvo en la Feria del Libro de mi ciudad, para colaborar), porque creo que me falta todavía pulir un poco más mi escritura. Pero me lo pensaré, siempre ando dando vueltas a los concursos que veo on line y no me decido.
EliminarUn beso grande Mere y gracias!!!
Ahhhh, qué putada Walter!!!
ResponderEliminarMe encanta :)
Muy buena esa inconsciencia del personaje.
Eso mismo pasa cuando vas regresando de una anestesia, incluso a veces, que estás tan profundamente dormido que se mezcla el sueño y lo real.
Te felicito una vez más.
Besos
Jajaja ¡¡¡que putada!!! me encantó...
EliminarNunca me anestesiaron, pero lo tendré en cuenta por si alguno de mis futuros personajes tiene que ir a quirófano.
Gracias Vero!!!
Besos.-
Tremendo Walter. Los miedo se multiplican cuando ya no son tan físicos. Una manipulación impecable
ResponderEliminarBesos
Muchas gracias.
EliminarEs como dice arriba en la presentación del blo..."Para quien tiene miedo, todo son ruidos"
Besos!!!
Impecable final.
ResponderEliminarte felicito. Nos has tenido pegados en estas 4 entregas
saludos
carlos
Muchísimas gracias Carlos, me alegro que hayas podido seguir la historia.
EliminarSaludos!
Una coronación estupenda para una historia que se lo merecía. Me gusta muchísimo como te movés entre la realidad cruda y las ensoñaciones propias de las personas. Esos cruces los manejás de manera sutil y uno los transita sin saltos, fluyen. La verdad, te felicito Walter!!! Este es uno de los textos que más me han gustado. Un gustazo leerte! Abrazo y mi admiración!
ResponderEliminarGracias Bee.
EliminarY eso que no hago como S. King que fumaba, tomaba y otras cosas mientras escribía jajaja, a él sí que esos movimientos entre realidad y ensoñaciones le salen a la perfección. Obvio que no por estar en un estado volátil, es como decir que Messi juega bien al futbol por la hormona que recibió de chico para crecer.
Besos niña!!!
Muito bom.
ResponderEliminarParabéns!!!!
Beijos!!!
Gracias por pasar Janice.
EliminarBesos!!!
Quiero felicitarte por las publicaciones, fueron realmente impactantes!
ResponderEliminarTe dejo un fuerte abrazo, gracias por compartir tan buena lectura.
PD: hay un video que no pude reproducir.
Muchas gracias Cristina... acuso vuestro impacto :)
Eliminar¿A qué video té referís?
Besos
¡Que hijo de una bellisima madre sos!! Me encantó,, no quiero ser perra, digo que está genial el final,mis aplausos amigo y ¡quiero más!!
ResponderEliminarJajajajaja... Buenísimo y sé perra que está todo bien. Uno entiende para que lado vá.
EliminarAhora por un tiempito iré publicando haikús ó nanorelatos que hice estos días mientras sigo con la novela que estoy escribiendo.
Besos y muchas gracias Lyliam!!!
Gracias por seguir mi blog. Pronto estaré leyendo y comentando el tuyo, el cual se ve genial.
ResponderEliminarDe paso te cuento que mi sitio sufrió un cambio: lo fusioné con otro que tenía con relatos que no son de terror. Los podés encontrar en la nueva etiqueta titulada Rarezas.
Saludos.
http://raulogar.blogspot.com.ar/
De nada Raúl, tomate tu tiempo que para colmo caíste en un momento donde publique el cuento en 4 partes jejeje.
EliminarAbrazos!
Que bien has descrito la angustia, que no sabría decir si se refugia en la inseguridad del hormiguero mental o en la sensación del aprisionamiento entre el miedo y el pensamiento de la realidad.
ResponderEliminarNegro, muy negro ese ocultar la verdad y dejar la angustia latente bajo la amenaza constante y la sensación de que esto no ha terminado todavia.
Me ha gustado, si.
Me guardo tu casa para otras ocasiones que publiques venir a leerte.
Besos mediterráneos.
Nada se termina hasta que se acaba, los finales se atan con otros comienzos y siguen girando hasta la eternidad.
EliminarPues me alegro Gala que te haya gustado y espero visitas futuras.
Besos argentinos :)
El final .. como todo el relato .. espeluznante.. Buen golpe de mano con ese Inspector.. y esa velada amenaza para que el pobre médico no dijera nada más... Ciertamente estaba vivo .. mejor eso que nada ...
ResponderEliminarMi enhorabuena por todo el relato .. ha sido buenísimo.. Un enorme abrazo
Mucgas gracias Aris, no puedo agregar mucho más.
EliminarSolo que el hecho de que hayas dicho "ha sido buenísimo" alcanza para una caricia al ego.
Otro enorme abrazo para vos!
Me encanta este inquietante relato. Saludos
ResponderEliminarGracias Leovi...¿te leíste los 4 capitulos de un tirón?
EliminarTengo la mala costumbre de postear en capítulos cuando el monstruo es demasiado grande, pero a partir del próximo pondré Haikus y Nanorelatos para apaciguar las aguas.
Saludos
Inquietante hasta el final, ¡buen trabajo!
ResponderEliminarbuena semana y felices fiestas.
un abrazo.
Muchas gracias Ricardo, que tengas buena semana vos tambien y mejores fiestas!
EliminarAbrazos!!!
¡Fascinante!
ResponderEliminarDolor físico, dolor espiritual, dolor emocional, dolor futuro en la incertidumbre por el devenir.
Un gran relato, Walter, atrapante en todo momento, y con un final abierto (que no me vi venir ni ahí, pero que me maravilló...) que le da un cierre brillante, y que hace que lo disfrutemos aún más.
Te felicito, ¡me encantó!
Saludos...
Me alegra ver que ha surtido efecto la historia, el final no lo ví hasta los últimos tres párrafos.
EliminarGracias como siempre Juanito por tomarte el tiempo, prometo los próximos post mucho, pero mucho más tranquilos jaja.
Saludos!
Impresiona ver el miedo mecerse en los hilos de la realidad. Me ha gustado mucho tu relato.
ResponderEliminarun abrazo
fus
Se agradecen sus palabras señor Fus y..."May the fear be with you"
EliminarAbrazos!
Me gustó mucho el final, Walter, principalmente porque el triunfo estuvo del lado del mal. No es que sea un tipo malvado, pero no me van los happy endings.
ResponderEliminarAprovecho para felicitarte por animarte a poner escritos en capítulos, es algo a lo que todavía yo no me le atrevo.
Un fuerte abrazo.
HD
Yo también prefiero los finales más crudos, es cierto que también depende de como se fue desarrollando la historia y qué es lo que ella quiere. A fin de cuentas, yo soy solo el transmisor entre la historia y el lector, ella quería terminar así. Pues bien, que lo haga...
EliminarPostear en capítulos es arriesgado, pero quien no arriesga no gana. Lo complicado es que los demás blogger puedan seguirlo y entenderlo.
Abrazo grande HD y gracias como siempre!
Me meti en tus sueños atrapándome con tus palabras
ResponderEliminarY mientras te escribo te imagino a mi manera
Gracias Mucha, sigue soñando que es donde se cuecen las habas.
EliminarBesos niña
WALTER, GRACIAS POR DEJAR TU COMENTARIO ALLÁ EN LA HIJA DEL MAL. SIEMPRE SON BIEN RECIBIDOS. TE ESPERO PRONTO, YA ESTÁ LA ENTRADA 10.
ResponderEliminarUN GRAN ABRAZO
CARLOS
De nada Carlos, con tiempo iré recorriendo tu historia!
EliminarAbrazo grande!
hola walter un sueño uf que yo lo he revivio mientras estaba leyendo al menos estabas vivo besitosssssssss
ResponderEliminarBesitos Embrujita, el sueño, el sueño... digamos que hay veces que el límite es muy fino.
EliminarQue tengas buen día.-
Hola Walter,
ResponderEliminarufff, excelente, un final que no esperaba,
pero bueno, al menos lo pude leer, fuerte e impactante,
un lujo poder leerte,
"el placer" está por verse.
Un fuerte abrazo
Ariel, la verdad es que me alegro que llegue a gustarte y digas que es un lujo leerlo.
Eliminar"Placer y pena son los dos únicos resortes que mueven y moverán el mundo."
Claude Adrien Helvétius
Otro fuerte abrazo para vos.-
El sueño del hormiguero es sencillamente genial. Un cierre perfecto y nada pretencioso. Un final casi inesperado, que te llena de bronca y pena.
ResponderEliminarUn placer de lectura.
De a poquito voy a ir leyendo cada relato del blog.
Saludos.
He tenido sueños de lo más locos, aunque nunca uno como este, un placer para mi que el final te haya sorprendido tanto como a mi que no me lo ví venir.
EliminarSaludos Raúl.
Hormigas gigantes que te transportan como comida, angutioso final.He tenido sueños similares,tu relato me ha atrapado de lleno.Sigue así.
ResponderEliminarAbrazos
Muchas gracias Sátiros, un placer que ande por acá.
EliminarSaludos.